miércoles, 22 de junio de 2011

Buenos días

Todos los días suena el despertador, inexorable, sin piedad, a la misma hora para ganarme el pan.
El espejo, frío reflejo, me devuelve mi rostro cansado, bostezante, sin ganas de despertar.
Con la mirada perdida en esa persona dormida detrás del cristal.
La ducha, cálida amiga, me entrega las fuerzas perdidas en este cruel despertar.
Salgo de casa, positivo, alegre, optimista, observando que la gente todo lo puede lograr.
Creo que hoy va a ser un BUEN DÍA.

La luz ilumina la oscuridad.

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